TDAH: Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad

TDAH: Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad¿Qué es el TDAH?

El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es uno de los temas que más atención e investigación clínica ha recibido desde el siglo pasado y se podría  definir como un patrón persistente de falta de atención o hiperactividad o impulsividad o ambos, cuya frecuencia y gravedad es mayor de lo típicamente observado en personas de un nivel comparable de desarrollo.

¿Cómo diagnosticar el TDAH?

Quiero hacer especial hincapié en esto; ya que en mi trayectoria profesional, me han llegado con frecuencia adolescentes con problemas de conducta que en la niñez habían sido diagnosticados de TDAH y por tanto etiquetados como tal, sin que se hubiera resuelto el problema.

La evaluación y el diagnóstico hay que hacerlo con exhaustividad y cautela para ello se debe realizar una entrevista a los padres o personas que cuidan a ese niño para obtener un historial de desarrollo del mismo y determinar si cada síntoma del TDAH está presente con una frecuencia y gravedad superior a lo habitual en niños de su edad. También es importante registrar datos de carácter psicosocial tales como duelos, cambios recientes del entorno del niño, eventos estresantes etc., que puedan estar perturbando al menor e influyendo en sus conductas y de este modo evitar hacer un diagnóstico precipitado de TDAH. Ya que, una vez que se ha diagnosticado como TDAH lo habitual es medicar al niño y aunque la medicación puede provocar una “mejoría” dejando tranquilos a los adultos del entorno del niño, no resuelve el problema; pudiendo tener efectos secundarios a largo plazo y no mejorando el rendimiento escolar ni los síntomas para los que se había dado la medicación.

Las siguientes palabras sobre el tema son del Catedrático de la Universidad de Oviedo, Marino Pérez Álvarez:

«El TDAH es un diagnóstico, cada vez más popularizado, que carece de entidad clínica. Para empezar, no se establece sobre criterios objetivos que permitan diferenciar el comportamiento normal del supuestamente patológico, sino que se basa en apreciaciones subjetivas, en estimaciones de los padres del tipo de si «a menudo» el niño se distrae y se mueve mucho. Más que nada, el diagnóstico es tautológico. Si un padre preguntara al clínico por qué su hijo es tan desatento e inquieto, probablemente le respondería porque tiene TDAH, y si le preguntara ahora cómo sabe que tiene TDAH, le diría porque es desatento e inquieto. Por lo demás, insisto, no existe ninguna condición neurobiológica ni genética identificada, y sí muchas familias donde no se asume que la educación de los niños es más difícil de lo que se pensaba.»

(ABC. Octubre 2014)

Si tu hijo está diagnosticado con TDAH o crees que podría padecerlo y quieres recibir ayuda, ponte en contacto conmigo y concertaremos una cita para analizar la situación en profundidad.


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