En el año 2000 la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce el Síndrome de Burnout como un factor de riesgo laboral debido a su impacto negativo en la calidad de vida de las personas y su asociación a problemas de salud mental.
Hay que decir que dicho síndrome no está catalogado como una enfermedad mental en el DSM- 5 (Manual Diagnóstico de Trastornos Mentales), ya que se produce en el ámbito laboral y esta relacionado con las condiciones de trabajo y no como un trastorno mental intrínseco a la persona.
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En mi experiencia en el trabajo con parejas, he visto que uno de los pilares fundamentales es la comunicación; la buena comunicación.
Hay personas controladoras, que siempre creen que ellas saben más que el otro y son tan obstinadas y resueltas que no están muy abiertas a ideas nuevas. Es difícil trabajar con ellas; con frecuencia no distinguen entre que el trabajo este hecho y que el trabajo esté bien hecho. Su campo de visión se vuelve más reducido y no están abiertas a ideas nuevas y mejores.
Hay personas que se meten en hacer muchas cosas, siempre están ocupadas, incluso hacen listas de cosas por hacer y previenen las tareas que vienen a continuación, en vez de estar ocupadas en la tareas que tienen en ese momento entre manos; así pocas veces se obtiene de ellas su atención total. Se pierden un montón de cosas a causa de ese estado de distracción sutil y de falta de presencia. 
Cuando conocemos a alguien, a veces, tenemos miedo a disfrutar lo bueno que esa persona nos ofrece. Si eso está ocurriendo en tu vida en este momento, te sugiero hacer este ejercicio, todos los días durante un tiempo.
Date unos minutos para conectar con esa sensación y después inicia tus tareas con la emoción que hay en ese momento. La mayor parte de las veces, intentamos deshacernos de las emociones que nos resultan desagradables. Miramos para otro lado o procuramos distraernos con otras cosas esperando que desaparezcan. Algunas veces lo conseguimos. Aunque a la mayoría no nos funciona y eso que intentamos apartar de